María Lema rompe en llanto cada vez que piensa en la forma en la que habrían asesinado a su hijo Jorge Flores Lema, de 39 años. Mientras llora se cubre la cara con las manos y dice: “Pobre mi hijo, por qué me le hicieron esto, él era chistoso, amigo de todos, bondadoso, no tenía enemigos”.
No encuentra consuelo, apenas duerme, porque piensa una y otra vez en lo ocurrido. Solo quiere que se identifique y se detenga a los responsables de la muerte de su amado Coco, como le decían de cariño.
Jorge Flores era abogado y trabajaba desde hace cuatro años como secretario relator de la Corte Provincial de Justicia. Vivía en una urbanización privada, en una casa que adquirió por medio de un préstamo del Biess y donde su hermano mayor, Luis, lo encontró muerto el pasado 13 de abril.
Luis no puede olvidar la forma como mataron a Jorge. Dice que fue con mucha crueldad, de una manera que no puede relatar para no entorpecer las investigaciones y para que su madre no sufra más. Cree que fue algo planeado.
Jorge era el cuarto de los seis hijos de María Lema y Luis Flores (cuatro varones y dos mujeres), ambos educadores. Ella aún ejerce, él está jubilado.
La atribulada madre dice que el único defecto de Jorge era la bebida y confiar mucho en las personas. Señala que por su generosidad les dio posada a las dos mujeres y al hombre venezolanos que supuestamente habrían cometido el crimen y después huido llevándose varias pertenencias del occiso.
No cree que Jorge haya estado enamorado de una de las jóvenes. Dice que la conoció en marzo pasado y le había comentado que no sentía nada serio por la venezolana. Que su hijo estaba enamorado de otra mujer con la que había mantenido una relación conflictiva.
Por pedido de las autoridades y por seguridad, la familia ya no quiere dar más datos sobre el crimen. Prefieren esperar los resultados. (I)
Fuente: www.eluniverso.com