La masacre contra musulmanes perpetrada en dos mezquitas en Nueva Zelanda demuestra el aumento en el mundo del nacionalismo blanco que predica un ideal ‘Europeo’ imaginario, rechaza la inmigración y comparte amenazas en internet.
Carece de liderazgo, está fragmentado, y para llamar la atención depende de atacantes de tipo lobo solitario como el australiano de 28 años que mató a 50 personas el pasado viernes en Christchurch, y que explicó en un manifiesto que pretendía “aplastar la inmigración” y vengar los atentados llevados a cabo en Europa.
Pero los expertos advierten que se trata de un movimiento cohesivo, unido a través de internet y que se extiende por Europa hasta Rusia, tiene un gran número de seguidores en Estado Unidos y Canadá, y como demostró el ataque del viernes, está presente en Australia y Nueva Zelanda.
Éstos dicen que representa una amenaza internacional tan grande como el extremismo islámico, y más en Estados Unidos, donde los ataques de los nacionalistas blancos han superado a los de los yihadistas durante años.
“El nacionalismo blanco y el extremismo de extrema derecha es la amenaza extremista más destacada que enfrenta Estados Unidos hoy en día, y de hecho es un fenómeno mundial”, dijo Brian Levin, director del Centro para el Estudio del Odio Extremista de la Universidad estatal de California.