«Es bastante improbable», dice a BBC Mundo el profesor Brian Ferguson, del departamento de patología de la Universidad de Cambridge en Reino Unido.
Parece haber bastante consenso en la comunidad científica sobre lo lejos que estamos de que la viruela del mono se convierta en otra pandemia.
Sin embargo, es una pregunta válida después de ver cómo una misteriosa neumonía en China terminó convirtiéndose en una pandemia global que obligó a confinamientos totales y medidas sin precedentes para contenerla.
¿Y por qué se considera improbable que se convierta en pandemia?
El primer motivo es que es muy difícil de transmitir de persona a persona, a diferencia de un virus respiratorio como el Sars-Cov2.
La transmisión de la viruela del mono ocurre cuando la persona entra en contacto con el virus a través de un animal, humano o materiales contaminados.
Aún se desconoce el huésped reservorio (portador principal de la enfermedad) de la viruela del mono, aunque se sospecha que roedores africanos participan en la transmisión, según las guías de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades en Estados Unidos.
Para contagiarse de otro humano se requiere sobre todo contactos estrechos, intercambio de fluidos temporales y roces directos o indirectos con material lesivo infectado.
El segundo motivo es que los síntomas evidentes de la viruela del mono, especialmente la aparición de pústulas cutáneas, ayudan a identificar más rápido los casos y controlar con relativa facilidad los brotes.
Y por último, es una enfermedad que aunque muchos no hayan escuchado hablar de ella hasta ahora, se conoce desde 1958 y está más estudiada.