Científicos del Consorcio Internacional de Event Horizon Telescope (EHT) han mostrado al mundo entero, por primera vez, la fotografía de lo invisible, la imagen primera de lo que, por definición, no deja imagen. Un agujero negro. Y lo han hecho en lo que puede que haya sido el evento de comunicación científica más impactante de los últimos años: una docena de ruedas de prensa repartidas por todo el planeta simultáneamente, una de ellas, en la sede central del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Madrid donde se encontraban los responsables españoles del acontecimiento: José Luis Gómez, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía y coordinador de la participación del CSIC en los resultados; Iván Martí-Vidal, investigador del Instituto Geográfico Nacional: Miguel Sánchez Portal y Rebeca Azulay, del Instituto de Radioastronomía Milimétrica de la Universidad de Valencia y Atxon Alberdi, Director del Instituto de Astrofísica de Andalucía.
Y tanta expectación, tanto científico eminente, tanta gente abarrotando el salón de actos del CSIC (cerca de 400 personas)… ¿solo por una foto? O, mejor dicho ¿una imagen?
Pues sí. Porque se trataba de la primera imagen jamás capturada de un agujero negro.
“Este es un acontecimiento histórico para la humanidad… la presentación de una fotografía que fue imaginada por un solo hombre, Albert Einsten en 1915 y que ha ocupado la mente de toda mi generación”, declaró desde Bruselas a todo el mundo Carlos Moedas Comisario Europeo de Investigación, Ciencia e Innovación. “Estoy orgulloso de la ciencia porque hemos sacado una sola fotografía que ha sido capaz de unir a todo el mundo para mirarla”.
La foto refleja un aro naranja de plasma, en medio de la inmensidad del centro de la galaxia M87. En el interior, un vacío negro del tamaño de 8 sistemas solares. Adornado el espacio vacío, un anillo de luminosidad brillante, extremadamente circular tal como predijo la relatividad de Einstein, producido por la absorción de fotones de la materia devorada.
Todo ello conforma un monstruo de 6.500 de veces más masa que nuestro Sol flotando a 55 millones de años luz de distancia.