Cada año, durante la última semana de diciembre, donde quiera que nos encontremos (en casa, en la oficina, en el auto o en la calle) escuchamos, desde hace ya muchos años, una canción que tiene un ritmo y una letra que penetran sutilmente el pensamiento, el cuerpo y el alma.
Se trata de una melodía que provoca alegría, pero, al mismo tiempo, también nos causa tristeza y melancolía. Cuando está sonando, algunos quisiéramos escapar, escondernos, tal vez porque nos recuerda que se está acababando un año más de nuestra existencia.
Y esto no es cualquier cosa. Las emisoras de radio la hacen sonar varias veces durante el 31 de diciembre y, cuando las manecillas del reloj se acercan a las 12:00 de la noche, esta canción se vuelve melancolía, tristeza y quejido. Reímos y cantamos pero el alma suspira y llora.
Yo no olvido el año viejo,
porque me ha dejado cosas muy buenas.
Me dejo una chiva, una burra negra, una yegua blanca y una buena suegra…
Para las abuelas y abuelos de la casa, esta canción es una reliquia y la tienen muy bien guardada en el viejo baúl. En el polvoroso disco de acetato apenas se puede leer su título, ‘El año viejo’.
El compositor de ‘El año viejo’ fue un agricultor indígena que no sabía leer ni escribir, pero que sabía expresar sus sentimientos mediante la palabra y de la música que arrancaba a las flautas que él mismo solía fabricarse.
Caminaba con la pata al suelo porque decía que necesitaba sentir el sabor de la tierra. En ese tiempo no había calles pavimentadas, menos aún en el campo donde vivía. Desde que vio la luz, esta canción se ha convertido en el himno legítimo y necesario para despedir al año viejo.
Esto sucede en nuestro medio y en la mayoría de países de América Latina. Pero en Colombia y México esta canción tiene un significado especial porque el compositor es colombiano y el cantante que ha tenido éxito con esta melodía, mexicano.
Yo siempre tuve curiosidad por saber quién escribió esta canción y quién la cantaba. Hay muchas versiones pero una es la que se escucha con total preferencia. ‘El año viejo’ fue creada hace aproximadamente 65 años. La versión que escuchamos fue grabada en 1953.
El compositor colombiano se crió en el monte y sus padres eran agricultores. En cambio, el cantante mexicano nació entre luces de neón, escenarios y música: sus padres eran artistas itinerantes de teatro. El autor de ‘El año viejo’ se llamaba Crescencio Salcedo Monroy.
Nació en un pueblito del estado de Bolívar llamado Palomino, el 27 de agosto de 1913. Cuando le preguntaban si él era compositor, respondía que no, que era un recogedor de sonidos. «Mi escuela es el campo y mis profesores son los pájaros. El turpial, ese pajarito bello que usted lo encuentra aquí en muchas partes, no estudió música y, sin embargo, nos hace escuchar hermosos sonidos».
Fuente: www.eltelegrafo.com.ec